Chistes sobre mujeres: ¿Misoginia disfrazada de humor?

Cuando hablamos de discriminación hablamos de la desvalorización, del trato desfavorable o del desprecio inmerecido que se hace, consciente o inconscientemente, a un grupo, persona, institución o creencia por el simple hecho de considerarla “diferente”.

Estos comportamientos se generan por estereotipos y prejuicios que salen a relucir al momento de percibir a alguien como “inferior” o distinto, entonces es juzgado y valorado bajo parámetros negativos y con sentimientos hostiles, lo cual genera una actitud de separación o exclusión.

En una sociedad innegablemente machista, los estereotipos, los prejuicios y la discriminación son dirigidos de manera sistemática y exacerbada en contra de las mujeres quienes, por su género, son consideradas como seres inferiores y, por ende, son objetos de burla y denigración. Así es, la cultura dominante, a lo largo de la historia, ha dado a las mujeres un papel de subordinación en una visión masculina que las deja sin derechos, poder y prestigio y, además, vulnerables a todo tipo de abusos y violencia.

La violencia contra las mujeres reviste todo tipo de formas que van desde los malos tratos psicológicos o emocionales, a la agresión verbal, física, el acoso y los abusos sexuales, principalmente. No es una violencia fortuita ni aislada, por lo que es necesario evaluar los prejuicios y los estereotipos que promueven y fomentan las conductas discriminatorias y violentas, las cuales se producen y reproducen en diversos ámbitos como: medios de comunicación, casa, escuela, amigos, en la calle, en la literatura, en la publicidad, así como en ciertas costumbres o tradiciones que pasan de generación en generación a través de refranes, acertijos, canciones, cuentos o chistes.

Es una realidad,  muchos refranes,  chistes y  canciones contienen y trasmiten estereotipos y prejuicios que desencadenan y fomentan actitudes discriminatorias.  Como ejemplo de lo anterior,  analicemos algunos refranes que, seguramente, muchas de nosotras hemos escuchado alguna vez en alguna parte. Además de ser claros ejemplos de violencia verbal, reproducen  estereotipos y prejuicios con el fin de fomentar la discriminación de género:

  • “La mujer y la burra, cada día un zurra”
  • “La mujer, como la escopeta, cargada y en un rincón”
  • “Más valía llorarlas muertas y no en poder ajeno”
  • “La mujer es un animal de pelo largo y pensamiento corto”
  • “En cojera de perro y lágrimas de mujer: no hay que creer”
  • “La mujer es el piojo del hombre”
  • “Cuando Dios hizo al hombre, ya el diablo había hecho a la mujer”
  • “Las mujeres y las pistolas para funcionar necesitan hombre”
  • “Dolor de mujer muerta, dura hasta la puerta”
  • “El hombre propone, Dios dispone y la mujer todo lo descompone”
  • “Guárdeme Dios de las malas mujeres, que de las buenas ya me guardaré yo”
  • “No hubiera malos hombres, si no hubiera malas mujeres”
  • “Las mujeres son la perdición de los hombres”

 

No nos equivoquemos, los refranes anteriores no tienen nada de inocentes ni tampoco tienen la intención de reflejar ni aportar costumbres o tradiciones positivas. Por el contrario, algunos de ellos llevan un mensaje que justifica el maltrato físico en contra de las mujeres, pues expresan que pueden ser golpeadas para ser “domesticadas” por los hombres. O bien, las mujeres aparecen como tontas e ignorantes; son infravaloradas y comparadas hasta con el mismo demonio. En otros, se manifiesta que si los hombres son malos, es por culpa de las mujeres.

Una agresión no siempre deja marcas visibles, pero aún así sigue siendo violencia, y una muestra de ello son los refranes y lo “tradicionales” chistes degradantes, ya que conllevan un comportamiento dominante y abusivo, como cualquier otro tipo de agresión y, por tanto,  también afectan el equilibrio psíquico y emocional de quien lo recibe.

CHISTES MISÓGINOS:

En general, los chistes son pequeñas historias con intención de hacer reír a quien los escucha o lea. Básicamente, son de dos tipos:

1) Los ingenuos y que no causan daño a nadie;

2) Los tendenciosos y agresivos,  capaces de denigrar a una persona, institución, grupo o creencia.  Estos “chistes” se dicen con el afán de humillar o denigrar a otros u otras; a los que, por sus características y condición se les considera “diferentes”, por ejemplo por ser extranjeros,  por pertenecer a un grupo social étnico, pueblo o cultura específica; por ser pobres o ricos; por  ser  hombres…o bien, por ser mujeres  (y que son a los que nos referimos en este artículo).

De entrada, los “chistes sexistas” (los que afectan tanto a uno como a otro sexo) no son inocentes, tienen un carácter anónimo pero son aceptados por la sociedad que comparte un sistema de creencias que refleja la batalla entre ambos sexos. Aparecen en situaciones relajadas, pero encubren una gran violencia, una violencia simbólica presente en todos ellos, sea cual sea el género que se satiriza. Para ambos sexos  son igual de violentos, aunque con las mujeres el problema se agrava, pues generalmente reflejan un alto grado de misoginia.

Indudablemente, los tradicionales “chistes sobre mujeres” (esas pequeñas historias que suelen contarse en cualquier lado y en cualquier momento como si fueran anécdotas chispeantes y que, frecuentemente, se acompañan de grandes carcajadas, tanto de hombres como de mujeres), no son más que otra forma  de violencia sutil para denigrar al sexo femenino, la cual se acepta y se tolera socialmente al ampararse, veladamente,  bajo el manto del “humor”.
DENIGRAR NO TIENE SENTIDO DEL HUMOR

Cuando se cuentan “chistes misóginos” en realidad se busca atacar y denigrar a las mujeres a través de la burla y la mofa. Normalmente, esa clase de “chistes” hace referencia a la falta de inteligencia de las mujeres (siempre tratándonos de tontas o ignorantes), o bien, hacen énfasis o por aspectos que tienen que ver con el cuerpo femenino.  Así mismo, de forma “graciosa” se refuerzan los estereotipos, como por ejemplo los referentes a las tareas que las mujeres DEBEN realizar en el hogar, o bien, se refieren a las ideas que la sociedad patriarcal mantiene sobre las mujeres, como que son charlatanas, derrochadoras, chismosas, celosas, fodongas… Y qué decir de aquellos “chistes” que tratan el tema del  matrimonio, donde ellos casi siempre resultan víctimas, pues resaltan que para los hombres el matrimonio es una trampa donde se pierden la libertad y el dinero, y donde el desencanto amoroso llega pronto para ellos (como si esas  sensaciones solo fueran exclusivas de los hombres). Y para prueba de lo mencionado anteriormente, veamos el siguiente “chiste”:

«¿Qué diferencia hay entre una hechicera y una bruja?

Cinco años de matrimonio».

La pregunta es: ¿qué calificativo, realmente, merece este “chiste”?, ¿Inocente y gracioso?, o ¿Degradante  y tendencioso? Piénsalo bien… Pero peor aún resulta el argumento que suele utilizar  el “gracioso” que lo contó, cuando nota que su “chiste” no causó los efectos deseados en alguna persona, y dice: “Es solo una broma, ¿No puedes entender que es un simple chiste?»

Degradar a alguien encubriéndose bajo la “simpleza” de un “chiste”  NO es cuestión de tener sentido del humor o no, es un asunto de valores y  de respeto. Si a alguien le parece que un “chiste”  así no tiene la menor intención de ofender a nadie, está equivocado, pues en el fondo conlleva  grandes dosis de ironía y de violencia.  Vejar y denigrar no es humor, es humillación y crueldad y el único sentido que tiene es causar dolor. Los chistes que humillan, denigran o violentan carecen de sentido del humor,  son de un mal gusto tremendo y reflejan una profunda carga de inconsciencia.

Los “chistes” a costa de las mujeres,  tienen como fin burlarse y hacer mofa de sus características, de situaciones y de su papel dentro de la sociedad, por lo que de esa forma destila una terrible misoginia…  un odio hacia la mujer atroz, desmesurado e injustificable, sin importar el sufrimiento y las circunstancias que muchas de ellas padecen por razones diversas.

Otros ejemplos:

«¿En qué se parece una mujer y una baldosa? En que las dos están a nuestros pies»
«¿Por qué las mujeres tienen los pies más pequeños? Para que les quepan delante del fregadero»
«¿Cuál es el astro de las mujeres? el astro-pajo»
«Era una mujer tan tonta, tan tonta que hasta las demás se dieron cuenta»

Los “chistes” que envilecen a las mujeres no son neutrales, al contrario, reflejan la realidad de una sociedad machista y misógina que ha luchado, históricamente, por mantener a las mujeres en un lugar inferior y  vulnerable. Los chistes misóginos favorecen los mecanismos mentales que incitan la violencia y el maltrato hacia las mujeres, sobre todo,  en aquellos sujetos que presentan actitudes machistas.  Este tipo de prácticas, transmisoras de estereotipos desde la infancia, fomentan la idea de que la mujer es inferior al varón, que no es inteligente y que debe dedicarse a las labores del hogar. Los chistes sobre mujeres son lineales, no juegan en ningún caso con quebrar un estereotipo (más bien, su intención es reforzarlos), se abocan siempre al más duro sexismo degradante de la población femenina, reproduciendo los prejuicios que la sociedad dicta y acepta

Existen estudios que demuestran que quienes han escuchado chistes machistas son mucho más tolerantes con la agresión a las mujeres que quienes no, es decir, este tipo de humor favorece los mecanismos mentales tolerantes con los comportamientos violentos hacia las mujeres, aunque los investigadores advierten que la mayoría de los sujetos en los que el humor sexista influye negativamente tienen predisposición previa a tolerar la violencia hacia la mujer. No obstante, los chistes y las expresiones sexistas y misóginas alimentan un clima en el que diversas formas de violencia física y verbal son aceptadas por una gran mayoría de personas.  Sin embargo, en el humor como en todos los aspectos de la vida, el respeto debe imperar ante todo. La libertad (incluyendo la de expresión) debe llegar justo hasta donde comienza la libertad individual de otra persona, grupo o colectivo. No debemos ampararnos en el humor para denigrar, vejar o humillar a ningún ser humano.

Einstein dijo: “Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”, y desafortunadamente parece que es cierto, ya que los prejuicios, arraigados y generacionales, cuentan con una gran persistencia y junto a los estereotipos justifican y fomentan la discriminación y la violencia.

Sin desconocer los avances en materia de derechos y oportunidades, de legislaciones y políticas públicas, debemos aceptar que hoy en día existen grandes desigualdades entre los sexos. Los “chistes” misóginos presentan la reiteración de estereotipos al mismo tiempo que desenmascaran y dejan un mensaje para seguir reflexionando sobre la posición que las mujeres ocupamos dentro de la sociedad, así como el papel que desempeñamos en todos los entornos.   Cuestionar la cultura “machista” significa empezar a eliminar la violencia que ejercemos desde el pensamiento mismo, con fines de creer y crear otra sociedad donde imperen el respeto y la equidad.

Mujer, si participamos o nos reímos de un “chiste” misógino, a pesar de que tiene toda la intención de denigrar a nuestro género, tal vez sara_diezdeberíamos revisar nuestro sistema de valores. Debemos empezar a pensar antes de actuar, no permitamos que se ningunee a ninguna mujer  ni hagamos oídos sordos cuando intenten reducirnos a seres  limitados o cuando nos digan que no sabemos pensar por nosotras mismas. Es hora de evolucionar y cambiar la “cultura” machista  y todo lo que eso implica,  como el lenguaje, los estereotipos, los prejuicios, el irrespeto y la discriminación. Debemos comenzar por cuestionarnos qué tipo de sociedad anhelamos.  Debemos cuestionar aquellos comportamientos y actitudes que discriminan y excluyen (desde el lenguaje sexista), así como analizar su origen y las creencias y costumbres que las generan.

Entre todas  y todos, tenemos que tratar de cambiar nuestras actitudes y comportamientos. Tenemos que cuestionar y reconsiderar todo aquello que perpetúe las desigualdades entre los hombres y las mujeres con la idea firme de erradicarlas.

Un abrazo!

Sara Díez – Crisálida Perenne

[email protected]

Fuentes:

http://www.conapred.org.mx/index.php?contenido=pagina&id=121&id_opcion=44&op=44

http://www.agenciasinc.es/Noticias/Los-chistes-sexistas-favorecen-los-mecanismos-mentales-que-justifican-la-violencia-hacia-las-mujeres

http://e-mujeres.net/noticias/como-denigrar-mujer-infancia-chistes-chicas-solo-chicos

http://www.ujaen.es/huesped/rae/articulos2011/22fernandez11.pdf

http://www.eldiadecordoba.es/article/ocio/72868/quotlos/chistes/sexistas/no/son/inocentes/encubren/una/gran/violencia/simbolicaquot.html#sSf3eSAf63ackx7T

23 COMENTARIOS

  1. Pero qué difícil a veces cortar con el miedo a ser la borde… A ser excluida por estar siempre protestando. A mi y a muchas otras nos enseñaron a ser amables y a sonreír ante las agresiones veladas que recibimos. Aún cuando sabemos que nos están agrediendo y es rabia lo que sentimos….

    • Lo peor es que esas mismas mujeres además llegan a preguntar por los chistes hembristas o a decir «¡Pero las mujeres también lo hacen!».

      • lo peor? desde cuando esta mal decir la verdad? mejor ocultarla ya que le podrian excluir socialmente por protestar o mejor sonreir y quedarse callada por semejante blasfemina.

  2. Buenas Sara, buen artículo. Pero mi opinión es que toda tu argumentación se cae por el simple hecho de que esos chistes pueden hacerlos mujeres sobre hombres (chistes en los que se denigra al hombre) y entonces no sería ningún tipo de violencia ni agresión psicológica.. simplemente serían.. «chistes de hombres».

    Pero esto pasa con todo, chistes de calvos, chistes de gordos.. hay chistes para meterse con todo el mundo, pero tú estás diciendo que justo uno de ellos debe estar prohibido. No me parece muy igualitario tu discurso, más bien todo lo contrario.

    • Considero que se ha abusado de los chistes hacia las mujeres sobre todo en cierto grupo de hombres que ven a la.mujer como un objeto sexual básicamente y si leistes bien, la autora habla de todo tipo de discriminación describiéndolas como negativa. Para mi es humillante como mujer ver el constante acoso que existe en este aspecto y sí, hay chistes de.mujeres pero no quiere decir que sea correcto hacerlos cuando se esta.denigrando a un ser humano desde su esencia como individuo.

  3. Cuanta razón….si vieras lo que se publica en un blog llamado FinoFilipino, pasate por allí y mira los comentarios es escandaloso.

  4. El humor se fundamente en la irreverencia social y/o la sorpresa. Siempre habrá alguien dispuesto a darte un tema sobre el que considera no deberían hacerse chistes. O se pueden hacer chistes de todo, o no se pueden hacer chistes. Que algo te ofenda no significa que sea ofensivo.

  5. Y los gomeros…
    Y los de Lepe…
    Y todos aquellos que se llaman Jaime…
    Y a los negros…

    Huy, que raro que ninguno de esos colectivos se haya quejado…

  6. Y en los comentarios puro güey al que su mamá le pegaba de chiquito y por eso odia a todas las mujeres y se desquita haciendo chistes.

  7. […] Cuando hablamos de discriminación hablamos de la desvalorización, del trato desfavorable o del desprecio inmerecido que se hace, consciente o inconscientemente, a un grupo, persona, institución o creencia por el simple hecho de considerarla “diferente”.  […]

  8. Cuando una mujer comienza a amar?, se vuelve protectora de animales… Por que consiente a un Güey ?, engorda a un cerdo ?, abraza a un oso ?, quiere a un gusano ?soporta rugidos de un león ?, discute con un burro ?, llora por un perro ?,y lo peor de todo ? es que se conforma con un pajarito ?? Pasalo a todas las mujeres protectoras de animales y a los hombres para que vean lo que hacen las mujeres por ellos ??? para personitas lindas como tu.Pon atención si recibiste esto es porque te van a pasar cosas hermosas el viernes , sábado y domingo será el mejor dia de tu vida; si la cortas te irá mal.Tienes que enviar a 10 personas en 10 minutos INCLUYENDOME A MI!! si te devuelven 2 es porque alguien te ama!!* ***SUERTE***

    El ejemplo más claro de que no son congruentes. Son unas Feminazis. Diran: «No todas somos iguales», yo les respondo lo mismo.

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