Cómo detectar si tu pareja te está cibercontrolando

La tecnología permite hoy una conectividad sin precedentes. Nunca antes había sido tan fácil conocer y hablar con otras personas sin importar la distancia a la que se encuentren. Sin embargo, esta conexión tiene otras derivaciones de las que debemos ser conscientes, sobre todo, en lo que respecta a los derechos de intimidad y privacidad. Nuestra «huella» en redes sociales también facilita que otros puedan vigilar y controlar nuestro día a día.

Los usos y costumbres de las parejas (desde su nacimiento hasta la ruptura) cambiaron también con la llegada de Internet y los smartphones. Todo se amplifica y acelera: el número de personas con las que establecemos contacto, las plataformas en las que lo hacemos, la rapidez de la respuesta… Cada vez más gente se conoce y comunica a través de Internet, ya sea en los primeros estadios de su relación o cuando ya está consolidada.

El espiral de control

Nuestra conexión casi permanente a Internet puede facilitar y vestir de normalidad comportamientos de control y abuso, que son las primeras señales de alarma en una relación que puede convertirse en abusiva y violenta.

Maniobras como la vigilancia de la actividad con el móvil, el control de con quién se puede hablar, intervención de las publicaciones en muros o perfiles en redes sociales o mostrar desaprobación o incluso desprecio hacia amistades pueden llegar a ser hábitos erróneamente normalizados en el contexto de las redes sociales.

Hiperconectividad, ¿mayor control?

En la violencia de género, las dinámicas de poder y control se desarrollan en fases, resultando en una victimización progresiva de la persona sometida que, con cada instancia de abuso o violencia, ve más difícil salir de la situación. El control y el aislamiento progresivo de la pareja son los primeros pasos que se dan en una relación que termina siendo tóxica.

Estos comportamientos suelen ser difíciles de detectar al principio, cuando son sutiles y en apariencia bienintencionados. Sin embargo, una vez que escalan hasta hacer evidente el conflicto, la victimización está tan avanzada que la dependencia y la indefensión de la persona afectada hacen muy difícil su salida de esa relación.

Cómo prevenir el cibercontrol

Aprender a reconocer signos de abuso, reducir la tolerancia a ellos y «cortar por lo sano» puede ser una cuestión de supervivencia.

Algunas señales de alarma en estadios tempranos pueden ser:

Controlan qué publicás en tus páginas y cómo lo compartís, estando pendientes de cada actualización, estado y hora de conexión.
Aprovechan tus publicaciones o actividades para burlarse de vos o menospreciarte, sugiriendo cambios en tus gustos y preferencias o incluso en el mismo uso de tus redes.

Piden referencias constantes de qué se está haciendo, dónde y con quién. Si no les gusta, ejercen presión para que las modifiques inmediatamente.
Tratan de limitar con quién te relacionás y en qué contextos, aislándote primero de colegas y amistades y progresivamente de tu círculo cercano.
Ante tu incomodidad o reparo, tu pareja se escuda en que todo lo hace «por tu bien» o «por amor».

La población joven es especialmente vulnerable ante la normalización de estas conductas, relacionadas con estereotipos de género. No tolerar abusos y marcar límites, es la clave para mantener una relación sana.

El amor hace bien; si no, es otra cosa.

Fuente: La Vanguardia.