Después del amor

AFmedios | Maika González

El amor, a veces, se acaba. Y cuando ocurre, nos invade la incredulidad, el corazón explota en mil pedazos, nuestra alma se empeña en huir de nuestro cuerpo y la vida se convierte en una especie de limbo gris del que no parece haber salida. Después, nos juramos que nunca volveremos a dejar que nos hagan daño y sellamos nuestro maltrecho corazón a cal y canto, barrando el paso al amor y, con él, a la vida. Y la pregunta es: ¿puede haber amor después del amor?

Una separación es una experiencia sumamente traumática para cualquier persona, especialmente si la decisión no la ha tomado ella. Todas las expectativas puestas en la otra persona y en nuestra vida con ella quedan rotas. De repente, ese fuerte vínculo que nos unía se quiebra, la persona amada se va, y con ella se va una parte de nosotras mismas. Esto, que parece un final, es en realidad el principio del duelo, un vía crucis de destino incierto y variable según cada mujer.

Dejar de culpar a los demás es el primer paso para ser adulto”, Renny Yagosesky

La primera reacción suele ser de negación: no puede ser que esto esté ocurriendo, debe haber un error, pero él se dará cuenta pronto y volverá. Y nos disponemos pacientemente a esperar. Pero algún día te cansas de esperar, o ves claramente que el otro ya está rehaciendo su vida, y entonces es probable que pases de la negación a la ira. Odiar al otro, culparle de todas nuestras desgracias y coronarnos como víctimas es un mecanismo de defensa, una explicación que nos damos para evitar aún más sufrimiento. El sufrimiento que nos provocaría pensar que quizás nosotras sí hemos tenido algo que ver en la ruptura, que no somos totalmente inocentes.

En realidad, y por mucho que nos engañemos, sí que tenemos una parte de responsabilidad en la ruptura, porque la responsabilidad de la marcha de una relación es compartida. Cada vez que nos victimizamos y rechazamos nuestra responsabilidad en los hechos, estamos cerrando la puerta al aprendizaje: ¿Qué podría haber hecho mejor? ¿Cómo podría haber cuidado más y mejor esta relación? Aprendizajes absolutamente necesarios si aspiramos a construir en el futuro una nueva historia con cimientos más sólidos, si aspiramos a volver a amar y a amar mejor. Y no podemos obviar el importante tema de la gratitud: la desorientación y el miedo son más fáciles de sobrellevar si acumulamos rabia y resentimiento contra el otro, pero ¿qué ocurre con todo lo bueno que vivimos a su lado? El por fin reconocer y apreciar los buenos tiempos compartidos, muy especialmente si hay hijos en común, y aceptar sin envenenarnos los que no fueron tan buenos, es un síntoma claro de que estamos volviendo a la vida.

Temer al amor es temer a la vida, y aquellos que temen a la vida ya están casi muertos”, Bertrand Russell

Una vez que somos capaces de ver más allá de la ira y el rencor, es muy probable que nos reencontremos de lleno con el miedo. Hemos perdido una parte importante de nosotras mismas, y justo ahora, que nos sentimos profundamente vulnerables, surgen con fuerza las dudas sobre si seremos capaces de seguir adelante en solitario. El nivel de inseguridad es directamente proporcional al nivel de dependencia que tuviéramos de nuestra pareja. Y el nivel dependencia de una mujer es directamente proporcional a su nivel de autoestima. Si aspiramos a reencontrarnos algún día con el amor, se requiere un importante trabajo previo, que es el reencuentro amoroso con nosotras mismas. Debemos tener muy claro que merecemos amar de nuevo y, sobre todo, que merecemos ser amadas de nuevo.

Y, casi sin darnos cuenta, y a causa del miedo a volver a sufrir, a veces nos construimos una coraza que nos aísle del dolor. La vida sigue, y otras personas se cruzan en nuestro camino, pero por si acaso las mantenemos bien alejadas de nuestro corazón, y nos convencemos de que no son adecuadas por esto o por aquello. Nos centramos en juzgar lo que no queremos, en lugar de centrarnos en apreciar lo que hay. Sí, la coraza funciona a la perfección: nos aísla del dolor, y de todo lo demás también. Nos aísla de la vida misma. Y puede incluso que llegue el momento en el que, cansadas de tanto desierto, nos preguntemos por qué las cosas buenas sólo les ocurren a los demás, sin darnos cuenta de que hace tiempo que colgamos el cartel de “no molesten” en nuestra puerta.

El más poderoso hechizo para ser amado es amar”, Baltasar Gracián

Pero cada día es una nueva oportunidad. Una oportunidad de reencontrarnos con nosotras mismas, una oportunidad de volver a conectar con la vida, con la maika_gonzalezlibertad, con la ilusión, con nuestra propia independencia. Una oportunidad para reencontrarnos con los viejos amigos olvidados por el camino. Una oportunidad para encontrar nuevas aficiones, nuevos caminos y nuevos colores. Y ese día sientes que el sol está saliendo de nuevo para ti.

Y tú, ¿acabas de sufrir una ruptura y sientes que el amor no tiene lugar en tu vida? ¿Dudas de si mereces que alguien más te quiera? ¿Has olvidado que tú tienes un valor como persona, tanto si estás sola como si estás acompañada?

Un abrazo bien fuerte.

Maika