Pasos fundamentales hacia la asertividad

La semana pasada hablamos acerca de la asertividad, y decíamos que este concepto se refiere, en términos generales, a la habilidad de expresar nuestros deseos, así como a defender nuestros derechos de una manera amable, franca, abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás y negociando con ellos su cumplimiento.En otras palabras, la asertividad es la capacidad de reclamar, desde un estado de autoconfianza, el cumplimiento de nuestros derechos sin realizar manifestaciones violentas y de forma clara, equilibrada, coherente y directa. Todo lo contrario de otras formas incorrectas de hacerlo: desde la rabia, la ira, el nerviosismo, la ansiedad, el temor o la culpa. Es una forma de defenderse inteligentemente, de un modo maduro, equilibrado, mediante el cual no se agrede a los demás pero tampoco uno se somete a la voluntad de los otros. No hay pasividad, pero tampoco agresividad. La base para que funcione es estar convencida de los derechos propios y tener la dignidad personal suficiente para reclamarlos, por respeto a una misma y a la justicia que nos corresponde. Ser asertivo no significa querer llevar siempre la razón, sino expresar nuestras opiniones y puntos de vista, sean estos correctos o no. Porque todos tenemos derecho a equivocarnos.

En esta ocasión, y para concluir con el tema, compartiré algunas claves que varios expertos sugieren para poder lograr la asertividad.

Para llegar a ser una persona asertiva hay que aprender a evitar la manipulación. Inevitablemente, nos encontraremos con tácticas que intentarán impedir nuestros objetivos, desarrolladas por aquellos que pretenden ignorar nuestros deseos. Para tratar de evitar lo anterior, a continuación se muestran algunas fórmulas que han demostrado ser efectivas y que sirven perfectamente en las relaciones interpersonales en situaciones cotidianas.

 

Claves fundamentales para poder ser una persona asertiva:

 

  • Ten una buena comunicación, y muy positiva, contigo misma. Acéptate tal como eres.
  • Sé consciente de tus pensamientos, emociones, necesidades y aspiraciones, aceptándolos sin juzgarlos.
  • Sé responsable del mejoramiento de tu vida. No permitas que te manipulen.
  • Saca tu valentía. Vence a todos tus miedos.
  • Valórate en justicia: no eres ni más ni menos que cualquier otra persona
  • Admite que tienes derecho a ser tratada con respeto. Frena pacíficamente a quienes te ataquen verbalmente.
  • Asume que solamente tú eres tu propio juez para con tu conducta. No importa lo que los demás opinen o critiquen.
  • Reconoce que tienes derecho a expresar tus ideas, sentimientos y emociones, sean los que sean. Igual que los demás.
  • Entiende que tienes derecho a decir SÍ o NO sin sentirte culpable. Muestra tu disconformidad cuando la sientas sin que eso te haga sentirte mal.
  • Piensa que puedes pedir lo que quieres, deseas o necesitas, cuidando la forma y el modo, para, en la medida de lo posible, no herir a los demás.
  • Reconoce el derecho a equivocarte, y a cambiar de opinión si es necesario. Supera la vergüenza.
  • Comprende que eres responsable de ti mismo, y tienes que preservarte y cuidarte con la máxima dedicación.
  • Elimina muchas negaciones: “No sé defenderme, no soy una persona segura, no sé si tengo derecho, no sé imponerme…”
  • Pide para ti respeto y cariño. Y cuando te sientas bien tratada, reconócete el mérito de haberlo conseguido.

 

Cómo mejorar la asertividad en 4 pasos:

Existen muchas técnicas para mejorar la asertividad que se pueden llevar a cabo, tales como la del disco rayado, el banco de niebla, la pregunta asertiva, entre otras. En esta ocasión vamos a destacar los puntos más eficaces de las estrategias para conseguir resolver los conflictos en las relaciones donde no hay violencia:

1) Identificar el comportamiento que no nos gusta. (Por ejemplo: «Cuando tú me gritas…»)
2) Comunicar lo que ese comportamiento nos hace sentir. («…me haces sentir mal…»)
3) Mostrar nuestra preferencia por otro tipo de comportamiento. (“…por ello, te pido amablemente que moderes tu tono de voz…»)
4) Reforzarle, respetuosamente, a esa persona que cambie su tono y haga lo que le pedimos. («…y así podremos dialogar y entendernos mejor.»)
¿Cómo conseguirlo? Aquí tienes una breve guía para comenzar a entrenarte, poco a poco:

 

  1. Mantén la calma. Entrénate con un psicólogo en una técnica de relajación si es necesario. Cuando los nervios se descontrolan perdemos la razón.

 

  1. Habla desde el “yo”. Es posible que alguien haya hecho algo que a ti te molesta pero eso no significa que merezca un juicio por tu parte. Los demás no “tienen que” cambiar porque tú lo digas, lo que sí pueden hacer es entender cómo tu vives su conducta desde tu punto de vista.

 

  1. Empieza por decir no. Prácticamente es  imposible que a todas horas estés dispuesta a hacer todo por todos y que estés conforme con todo lo que los demás te dicen o te piden. Alguna de las cosas que te pidan o exijan no tendrá por qué ser compatible con tus planes o alguna otra podrá ser incompatible con tu forma de pensar. Decir ‘no’ no tiene por qué ir asociado al rechazo por parte de los demás o no tiene por qué implicar que no te importen los demás. Siempre y cuando te expreses con la suficiente consideración, los demás habrán de aceptar que a veces puedes estar disponible para ellos pero que otras, muy a tu pesar, te será imposible.

 

  1. No te disculpes por tener deseos u opiniones.No  hay una razón que justifique que te guste más esto o esto otro, y no tienes por qué explicar a  todo el mundo tus elecciones, gustos, opiniones o comportamientos, mientras no sean ofensivos. Solo las personas deseosas en exceso de agradar a los demás  creen que deben explicarlo todo y casi pedir permiso por todo. Es imposible que todo el mundo apruebe el 100% de tus elecciones, ellos no son tú y eso también hay que comprenderlo.

 

  1. Ajusta el tono de voz y el lenguaje corporal. Trata de mantener posturas neutras, ni defensivas ni ofensivas.

 

En pocas palabras, emplear la asertividad es saber pedir, negarte, o negociar, y ser flexible para poder conseguir lo que quieres, respetando los derechos del otro y expresando tus sentimientos de forma clara.

Mujer, el punto fundamental de la asertividad consiste en lanzarte, atreverte, y, sobre todo, respetar para ser respetada, así que no esperes más, practica la asertividad y ¡cambia tu vida!. Pero recuerda, si tratas con personas violentas, será inútil la asertividad, en ese caso, lo mejor es alejarse a las primeras señales de agresividad.

Un abrazo!

Sara Díez

www.crisalidaperenne.com

1 COMENTARIO

  1. Me encantó el articulo, quedó muy claro lo que significa ser una persona asertiva; aquí el problema es hacerlo patente a las personas adecuadas en momentos idóneos. Esperemos poder llevarlo a cabo.. Como siempre muchas felicidades Sara Diez Dlv, por tu interés constante por ayudarnos

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