Comprobado: los hombres son más tontos que las mujeres

¿A quién se le ocurriría atar un carrito de supermercado a un vagón de tren en movimiento o sacarse una selfie junto a un elefante salvaje e iracundo? ¿Quién pensaría en abrir un sobre con una bomba que él mismo puesto allí? A un hombre.

Es que una mujer no estaría dispuesta a tomar una decisión tan tonta. Y éste no es un comentario feminista ni caprichoso, sino una conclusión con aval científico. Al menos eso asegura un artículo publicado en la prestigiosa revista British Medical Journal.

Lo dijo Forrest Gump y la ciencia lo avala: tonto es el que hace tonterías. La revelación de que la platea masculina es más propensa a tener un razonamiento “más limitado” surge de una investigación de 19 años realizada por los Premios Darwin, donde se evalúan y distinguen las muertes más absurdas ocurridas alrededor del planeta.  De acuerdo con esos datos, entre 1995 y 2001, los hombres obtuvieron 282 premios y las mujeres apenas 36. Es decir que los fallecimientos masculinos por haber tomado malas decisiones superan en un 88.7% a los de las féminas por los mismos motivos.

«Los riesgos idiotas se definen como riesgos sin sentido, donde la rentabilidad aparentemente es insignificante o inexistente, y el resultado es a menudo extremadamente negativo», se afirma en el estudio. Las nominaciones para el Premio Darwin se evalúan en función de cinco criterios de selección: la muerte, el estilo, la veracidad, la capacidad y la autoselección. Es decir, que quienes reciben esta mención, realmente hicieron algo absurdo para acortar su vida. Prueba de ello son los ejemplos que se detallan en la publicación, como el ladrón que intentó robar un cable de acero de un ascensor y lo cortó estando dentro de la cabina que, a raíz de su acción, se desplomó a toda velocidad. Semejante caída le causó la muerte de inmediato.

También figura el caso del hombre que se subió a un carrito de supermercado y lo ató a un vagón de tren. Como era de suponer, fue arrastrado dos metros, cayó en el pavimento y, por el impacto, perdió la vida.

Otro de los que recibió el Premio Darwin era un terrorista que envió una carta explosiva pero que, como no tenía las estampillas suficientes para ser enviada al destinatario, le fue devuelta y éste, sin pensar, abrió el sobre. El plan le explotó en la cara.

También está el caso del hombre que se lesionó, de gravedad, los testículos por usar una lijadora para masturbarse o los tres amigos que decidieron jugar a una variación de la Ruleta Rusa, que consistía pisar con fuerza una zona minada de explosivos en Camboya. Los tres fallecieron.

Los autores relacionaron toda esta información estadística con la Teoría de la Idiotez Masculina (MIT, por sus siglas en inglés) que dice que los hombres son más propensos a tomar decisiones menos inteligentes simplemente para llevar adelante un rito, para hacer alarde de su capacidad u osadía o bien para obtener algún tipo de estima social de sus congéneres.

“Queda claro que los ganadores de los premios Darwin no tienen en cuenta o no hacen ningún esfuerzo por evaluar los riesgos de las actividades que quieren emprender. Las llevan a cabo igual y a pesar de todo. En esos casos, la inteligencia del galardonada debe ser cuestionada”, concluye el informe.