Los niños pequeños que comen frutas y verduras variadas aprenderían a disfrutar la alimentación saludable mientras crecen, según sugiere un estudio de Australia.
Los autores observaron que bebés de 14 meses que habitualmente comían frutas y verduras eran más propensos a consumir esos alimentos y menos propensos a rechazar comida a los cuatro años.

«El mensaje para los padres es simple: acostumbren a sus hijos a comer alimentos saludables desde temprana edad, lo que significa ofrecerles distintas frutas y verduras», dijo la autora principal, Kimberley Mallan, investigadora del Instituto de Salud e Innovación Biomédica, Universidad de Tecnología de Queensland, Brisbane.

Las preferencias alimentarias se desarrollan en los primeros dos años de vida, según publica el equipo de Mallan en Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics. Pero hasta un tercio de los niños no come frutas ni verduras en los tres primeros años de vida y la mayoría consume alimentos poco saludables como bocadillos, según investigaciones previas.

Una cuarta parte de los niños australianos y casi un tercio de los niños estadounidenses tienen sobre peso u obesidad.

Los autores compararon los hábitos alimentarios de 174 niños de mujeres que habían recibido orientación nutricional con los de 165 niños de mujeres que no habían accedido a esa información. Todos participaban de un estudio australiano sobre las familias de Brisbane y Adelaida desde el 2008-2009.

Nutricionistas y psicólogos aconsejaron a las mujeres en seis sesiones grupales interactivas de 1,5 a 2 horas cada dos semanas. Los autores evaluaron a los niños al nacer, a los
cuatro meses y a los 14 meses. Los controles se repitieron a los dos y a los 3,7 años con distintas escalas y cuestionarios estandarizados.

El equipo determinó la cantidad semanal de frutas y verduras, como así también de «alimentos prescindibles», que consumían los niños a cada edad.

Los alimentos prescindibles excluyen a los grupos alimentarios «clave», como la leche, que los bebés y los niños tienen que consumir todos los días de acuerdo con las guías nutricionales. Incluyen galletas, caramelos, bocadillos salados, etcétera.

En ambos grupos estudiados había la misma cantidad de niños quisquillosos con la comida a los 14 meses. Los bebés que más frutas y verduras consumían eran el grupo al que más le gustaban esos alimentos a los 3,7 años. Lo mismo sucedió con el consumo de los bocadillos.

«Los padres no están ‘privando’ a sus hijos de nada si no les ofrecen esos productos, sino que están invirtiendo en la salud de sus hijos en el largo plazo», sostuvo Mallan a través
de un correo electrónico.

Estas asociaciones se mantuvieron aún tras considerar la edad, la educación y el Índice de Masa Corporal de la madre, el sexo de los niños, la duración de la lactancia, la edad de introducción de los alimentos sólidos y el rechazo de los niños a ciertos alimentos.

Lara Field, nutricionista de Chicago, opinó que los resultados no se «correlacionan» con lo que sucede en Estados Unidos porque varía la tasa de obesidad, la cultura, el acceso a
los alimentos frescos o la popularidad de la comida rápida.

Aun así, destacó que el estudio refuerza la importancia de incorporar tempranamente a la dieta del bebé los alimentos saludables y de alentar a los hijos a comer frutas y verduras,
en lugar de los bocadillos poco saludables.

FUENTE: Journal of the Academy of Nutrition and Dietetics,
online 18 de julio del 2015.