La educación sexual desprotege a lesbianas y bisexuales frente a las enfermedades

La heterosexualidad dominante en el discurso afecta a la salud sexual de adolescentes homosexuales y bisexuales. Según un estudio del Centro de Investigación de Salud Pública Innovadora (California, EE.UU.), la mayoría de las jóvenes lesbianas y bisexuales no saben que pueden contraer infecciones de transmisión sexual (ETS) manteniendo sexo con otras mujeres, porque los programas de los centros educativos las ignoran, colocándolas en un mayor riesgo de infección.

Los investigadores, de las universidades de Nueva York y la British Columbia, UBC (EE.UU.), realizaron grupos online con 160 adolescentes lesbianas y bisexuales residentes en Estados Unidos y descubrieron un impactante desconocimiento en cuestiones de salud sexual y de métodos de protección como barreras bucales para el sexo oral: o bien nunca habían oído hablar de estos métodos, o pensaban que los riesgos de contagio ente mujeres eran inexistentes.

Según los autores del estudio, publicado en Journal of adolescent health, de entre aquellas que conocían las barreras protectoras, muchas reportaron que usar protección volvía el sexo incómodo o menos placentero, lo que les llevaba a abandonarlos. Aunque muchos de los adolescentes consideraban importante hacerse pruebas de ETS, muchas admitieron confiar más en la salud y la higiene de una pareja femenina.

Para Elizabeth Saewyc, profesora de enfermería de la UBC, autora principal del artículo que dirige el Centro de Estigma y Resiliencia para Jóvenes Vulnerables de la UBC, el estudio destaca la necesidad de una educación sexual más inclusiva: «Los jóvenes necesitan información precisa sobre la salud sexual, pero la educación sexual se ha centrado tradicionalmente en el sexo heterosexual».

La educación sexual empezó a ser introducida en países de Occidente especialmente después de la década de 1960, en respuesta al incremento de embarazos adolescentes. Un trabajo publicado en 2016 en la revista BMJ Open concluye que, medio siglo después, esta información es a menudo negativa, discriminatoria, desfasada y deficiente, según los puntos de vista y experiencias de jóvenes a quienes se les enseñó educación sexual en programas escolares en el Reino Unido, Irlanda, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Canadá, Japón, Irán, Brasil, y Suecia entre 1990 y 2015.

Beatriz de Vera

Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma