Este cereal africano es más nutritivo que la quinua, y podría ser la solución a las hambrunas

Existe un alimento en el África del que casi nadie ha oído hablar en Occidente o el resto del mundo, su nombre es fonio y bien industrializado podría ayudar a combatir el hambre en las zonas más necesitadas del África subsahariana.

El fonio es un cereal que no tiene gluten, tiene cuatro veces la proteína, tres veces la fibra y casi el doble de hierro que el arroz integral, además de un índice glucémico bajo. Por otro lado, necesita muy poca agua para crecer, se puede cosechar tres veces al año y su extenso sistema de raíces ayuda a combatir la erosión del suelo. Este “supercereal” es la potencial cura para el hambre, la sequía, la pobreza y la crisis migratoria global.

Actualmente, el fonio se cultiva en todo el Senegal rural y en zonas empobrecidas de la región africana del Sahel, una franja de transición entre el desierto del Sahara que se extiende desde el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo. El resurgimiento del grano no podría llegar en un mejor momento para la región.

Gran parte de la costa del Sahel -donde la población está creciendo- se encuentra en la primera línea de salida del clima, el punto de inflexión en el que la temperatura promedio de un lugar en el año más frío después de 2005 se calienta más que la temperatura media histórica de su año más cálido desde 1860.

«Con la salida del clima viene un aumento en la variabilidad climática», dice al sitio web de Bloomberg, Christopher Field, director del Woods Institute for the Environment de Stanford. «En entornos que dependen mucho del clima, los cultivos que producen incluso en un mal año van a importar más», agrega.

Lagos, Nigeria, la ciudad más grande de África con 21 millones, está en camino de alcanzar la salida climática para el año 2029. Se prevé que Ciudad del Cabo se quede sin agua en junio y llegue a su fecha de salida del clima para el año 2038. Dado el clima actual, fonio podría ser la diferencia entre la alimentación y la hambruna en la región.

En Dakar, la compañía Yolélé Foods está tratando de establecer la primera fábrica de fonio del mundo, con el objetivo de proporcionar un impulso económico a los lugareños, muchos de los cuales arriesgan sus vidas en los tortuosos caminos de la migración ilícita en el Sahara y el Mediterráneo.

El fonio tiene un sabor «como a pop corn»
Wikimedia

No es tan simple
Sin embargo la tarea no ha sido fácil. Incluso en el siglo XXI, la industrialización del fonio es una tarea difícil. Sanoussi Diakité, un inventor senegalés, creó una máquina para desgranar el grano hace apenas 22 años y los problemas van más allá de las dificultades de fabricación.

«Soy un fanático de Fonio», dijo a Bloomberg, Stephen Wood, un ecologista con una maestría en economía que ha estudiado el grano durante 10 años. «Simplemente no soy un gran admirador de la idea de que sea una panacea. La gente no quiere cultivar. Quieren mudarse a las ciudades. El fonio no va a cambiar eso».

Por otro lado, el grano es excepcionalmente ligero, explicó Wood, «por lo que debe comer más para sentirse llenos». Las dietas locales también carecen de carne y verduras, no solo de granos, señaló Wood.

Finalmente, todavía existe una mentalidad colonial. Hay una tendencia a «despreciar a nuestros propios productos y ver cultivos de fonio simplemente como alimento de la gente del campo, por lo tanto, de calidad inferior», dijo Pierre Thiam, un experto en cocina africana y cofundador de Yolélé. Es más fácil encontrar una baguette de trigo en las calles de Dakar que un croissant hecho de fonio, aunque Senegal tradicionalmente no ha producido trigo, agregó Thiam.

En todo caso, a pesar de todas las dificultades, los evangelistas del fonio creen que vale la pena intentarlo. «Se espera que la población de esta parte de África se duplique para 2050», dijo Philip Teverow, cofundador de Yolélé. «¿El fonio va a alimentar a todas esas personas? No. ¿Pero puede acabar con su pobreza para que puedan vivir más como nosotros? Por supuesto».

El fonio no es el primer «superalimento» del que se ha hablado ultimamente. Hace aproximadamente un año, un grupo de investigadores del centro Riken en Japón desarrollaron un tipo de arroz resistente a las sequías.

Victor Román
Esta noticia ha sido publicada originalmente en N+1, ciencia que suma.

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