Los estragos del maltrato sutil

AFmedios | Sara Díez

Bajo el manto del amor romántico, posesivo e incondicional, se van instalando varias señales como prácticas naturales en la vida cotidiana de las parejas. Con el transcurso del tiempo, y casi sin darse cuenta, una pareja puede pasar por varias etapas en su relación: pasión,  indiferencia, discusiones, y si no hay respeto,  pueden llegar a insultos, romper objetos, o peor aún, golpes que inevitablemente tendrán algún desenlace irremediable.  La escalada de violencia siempre avanza y es cíclica. Si el problema no se detecta ni se detiene a las primeras señales,  las consecuencias de mantenerse en una relación destructiva pueden ser fatales.

No hay que esperar hasta que haya golpes ni grandes ofensas para determinar que en una relación hay maltrato. Situaciones que parecen naturales, normales, invisibles o que se confunden con amor o preocupación, pueden manifestarse como señales de alerta. La violencia comienza desde pequeños signos que pueden pasar desapercibidos y que hoy se conocen como: Violencia o maltrato sutil.

En artículos anteriores, ya hemos tocado varios temas que hablan sobre las violencias que suelen ejercerse contra las mujeres, y en esta ocasión nos enfocaremos a hablar sobre el maltrato encubierto o sutil, el cual, ocasiona graves daños emocionales, psicológicos y físicos a quien lo padece.

La violencia sutil o encubierta  es imperceptible a la vista, sin embargo, puede causar graves daños y dejar huellas muy profundas y difíciles de superar.  Las marcas de la violencia física cicatrizan pero ¿qué hacemos con las heridas del alma?, ¿Cómo puede ser que las amenazas, la burla y la humillación formen parte de los vínculos amorosos de una pareja?

Varios especialistas afirman que lo más peligroso del proceso de violencia es su invisibilidad, pues muchas veces no se logran identificar las señales que muestran al agresor desde las etapas iniciales de la relación.  Los ejemplos abundan en relatos de mujeres que han vivido  situaciones de malos tratos y que coinciden en cuanto a las expresiones y actitudes controladoras que sus novios y esposos ejercieron, en algunos casos, con aparente intención de protegerlas, o bien, bajo el supuesto de un amor pasional: «No salgas con tus amigas porque puede ocurrir algo» «Esa ropa que llevas llama mucho la atención, mejor te cambias»  «¿Para qué trabajas?, yo te puedo mantener” “¿Por qué te mira ese tipo? Seguro lo provocaste” “¿Estás en tus días?” “¡Eres igual a tu madre!” «Sin mí, no serías nadie» «Tontita» «Si me quisieras me darías la clave de acceso de tu correo»

¿Te suenan familiares algunas frases? Existen otras expresiones similares, aunque sería interminable listar cada una de las citas y actitudes que se utilizan para denostar o denigrar a una mujer. No obstante, lo peor es que cuando se presentan estas situaciones  solemos pensar: “Él la quiere tanto y se preocupa todo el tiempo por ella que la cuida con devoción”.  Nada más alejado de la realidad pues, normalmente, la intención no es esa. Pocas veces se repara a tiempo en los signos que nos advierten sobre los riesgos que corremos. Son casi invisibles, y  simplemente,  nos acostumbramos a convivir con ellos, a pesar de que muchas veces nos pueden indicar que la relación no va por buen camino e, incluso, que puede terminar en fatales episodios violentos.

¿CÓMO IDENTIFICAR ESTE TIPO DE MALTRATO?

La mayoría de las mujeres maltratadas saben que los golpes recibidos les han hecho menos daño que los desprecios e insultos continuos, y  lo reflejan a través de miedo, angustia, tristeza y en una autoestima casi inexistente. Por eso es importante conocer las diferentes formas de agredir y sus motivos, para poner límites.

Una forma de identificar la violencia sutil es a través de sus expresiones. Se ejerce a través de faltas de respeto que llegan al centro fundamental de las mujeres sd2391agredidas, a su autoestima, por lo tanto esta violencia paraliza a las personas y las incapacita para defenderse.  No son eventos esporádicos producto de estrés u otras circunstancias, son agresiones reiteradas, que se repiten de forma cotidiana y que dejan a las víctimas de la violencia, sumidas en la vergüenza, culpa, inutilidad, y por supuesto la depresión, porque además, nunca están seguras de que haya ocurrido, pueden atribuirla a «tonterías» personales porque son acontecimientos indecibles y difíciles de descifrar.

Los tipos de violencia sutiles no son menos dañinos que los físicos y están latentes en todo momento en las relaciones de pareja; por ejemplo:

1. TODAS las formas de control son violencia: sugerir la forma de vestirnos o maquillarnos, indicarnos la hora de llegar, de salir, preguntar insistentemente con quién vamos, qué hicimos, las constantes llamadas, las violaciones a nuestra intimidad al revisar nuestros celulares, libretas, correos, etc. Los celos NO son una demostración de amor, más bien son formas de controlar en nombre del «amor».

2. Cuando se realizan comentarios denigrantes, en burla o despreciativos de nuestros atributos. Por ejemplo, cuando el  hombre «sugiere» a su pareja que se ponga a dieta.

3. El silencio es una forma de violencia en las relaciones de pareja, pues privan a las mujeres de la comunicación, que es un elemento esencial en cualquier relación.

4. Cuando se trata de subordinar los intereses de la familia a los de uno de sus miembros, cuando ni siquiera son los importantes en ese momento.  Por ejemplo, de pronto el marido quiere quedarse en casa cuando ya había planes anteriores para salir.

5. También es conducta violenta la manipulación del sexo, es decir, utilizar las relaciones sexuales como un arma contra la pareja. O bien, presionarla para tener sexo.

6. Prolongar innecesariamente los disgustos, es otra forma de violencia, se dilata el malestar para tener ventajas en la relación.

7. Cuando no se comparten las tareas de la familia y se recargan en uno de sus integrantes (normalmente en la mujer).

8. Cuando el hombre mantiene el control del dinero, supervisa en qué cosa se gastó por mínimo que sea, y la mujer tiene que pedir, a veces, hasta para compras muy pequeñas relacionadas con el hogar o los hijos.

9. Culpabilizar a las mujeres ante fallas en la educación de los hijos, en la atención y del hogar y la familia o hacerlas desistir de sus proyectos personales. Intimidar, imponerles ideas, invadir sus espacios o abusar de las capacidades femeninas de cuidado, pueden agravar la dependencia afectiva de la mujer, su baja autoestima y sentimientos negativos.

10.  Cualquier acto cotidiano o esporádico como minimizar sus necesidades y opiniones, ignorarlas, los insultos «disfrazados», las descalificaciones y desprecios, las amenazas directas e indirectas, impedir que trabaje o que se relacione con su familia y amistades y todo lo que genere sentimientos de minusvalía, desesperación y dependencia.

Los ejemplos mencionados anteriormente son parte de lo que varios especialistas suelen identificar como “violencia sutil”, “microviolencias”, “micromachismos” o “maltrato encubierto”. Generalmente la mujer oculta lo que padece y prefiere callar por vergüenza, temor o porque se siente responsable de que las relaciones de pareja no funcionen, tampoco es sencillo compartir estas vivencias porque el agresor generalmente es una persona que socialmente no se presenta como desadaptada, por el contrario tiene una buena imagen.

 

CONSECUENCIAS:

El deterioro de la autoconfianza en las mujeres y la prolongación de su estado de subordinación se mencionan como las consecuencias más frecuentes. Las mujeres que son víctimas de estas situaciones deben acudir a especialistas, porque la violencia sutil o invisible, es una más de las diferentes caras de violencia contra la mujer, porque ataca su integridad mental, con consecuencias en la salud a nivel psicológico, emocional, físico o, incluso, se puede llegar al suicidio.

Una mujer que se confesó víctima de este tipo de violencia, mencionó la importancia de mantenerse alertas: “Tenemos que tener nuestros sentidos muy atentos para percibir lo que nos está sucediendo, pues podría ser algún tipo de violencia camuflada con tintes de ’me preocupo por ti’ ¡Debemos estar  atentas! Si algo nos hace sentir temor, vergüenza o incomodidad, es violencia”.

sd20123Mujer, con frecuencia las agresiones sutiles comienzan desde el noviazgo,  con una mirada o con alguna palabra hiriente. Acude a un profesional o a algún  espacio de apoyo a la mujer con la idea de empezar a hablar de los sentimientos, del trauma, de lo que ha pasado…  busca la recuperación y la superación.  Huye de cualquier relación que sea nociva para ti.  ¡ADVIERTE LAS SEÑALES Y ACTÚA!

Un abrazo!

Sara Díez – Crisálida Perenne

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Fuente:

http://mujersincadenas.blogspot.mx/2011/09/abre-los-ojos-violencia-sutil.html