Maltratos durante la infancia aumentan la probabilidad de sufrir depresión

La depresión se ha convertido en una enfermedad bastante frecuente en los últimos años. Sobre ella se han desarrollado diversos estudios y el más reciente demuestra la influencia del maltrato infantil sobre la depresión.

Según los médicos, el abuso durante la infancia está relacionado con cambios en la estructura cerebral, lo cual genera que esta enfermedad sea más grave años después. Los detalles fueron publicados en The Lancet Psychiatry.

Cicatrices límbicas
Nils Opel, autor principal del estudio y psiquiatra de la Universidad de Münster (Alemania), y sus colegas analizaron alrededor de 110 cerebros de personas entre 18 y 60 años hospitalizadas por trastornos depresivos. Todos ellos resolvieron un cuestionario con 25 preguntas, las cuales estaban relacionadas con la gravedad de su enfermedad y si habían sufrido maltrato físicos, emocional o sexual durante su infancia.

Luego de realizar el análisis, descubrieron que aquellos que habían experimentado maltrato infantil sufrieron cambios cerebrales asociados con el abuso (conocidos como «cicatrices límbicas»), ya que tenían mayor probabilidad de desarrollar una corteza insultar pequeña. Esta es una región en el cerebro asociada, entre otras cosas, a la conciencia emocional; estos cambios estructurales son los que aumentan las posibilidades de una recaída en el futuro.

En un periodo de dos años, 75 de ellos habían sufrido otro episodio depresivo: 48 solo tuvieron un episodio; 7, dos recaídas; mientras 6 experimentaron tres. Los otros 14 disminuyeron los síntomas en dos o menos meses. «Esto apunta a un mecanismo: que el trauma infantil conduce a alteraciones en la estructura cerebral, y esto conduce a la recurrencia de la depresión y a peores resultados», afirma Opel.

Tratamiento especializado
Los hallazgos sugieren que quienes sufrieron abusos cuando eran niños y tienen depresión ahora podrían necesitar un tratamiento especializado. Esto se debe a que la corteza insular tiene un gran impacto sobre las funciones cerebrales y generaría que los pacientes sean menos receptivos a los tratamientos convencionales.

Por otro lado, el estudio muestra una clara diferencia entre aquellos que sufren depresión sin haber sido maltratados. En ese sentido, Opel asegura que los “pacientes con depresión clínica que fueron maltratados cuando eran niños son clínicamente distintos de los pacientes no maltratados con el mismo diagnóstico».

Los cambios cerebrales pueden ser reversibles, asegura Opel. Además el equipo planea probar qué tipos de terapias podrían funcionar mejor para estas personas y ampliar la investigación.

Este no es el único estudio acerca de este mal, hace unas semanas un estudio reveló que jóvenes de ahora sufren más trastornos psicológicos que las generaciones anteriores. En otro se pudo encontrar las edades en que los adolescentes tienen mayores picos depresivos, lo cual permitió descubrir que entre hombres y mujeres hay diferentes patrones de síntomas.

Adrian Díaz
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